Color y alegría, adrenalina y risas, la inocencia y la audacia todos bajo una misma carpa. Desde que éramos chicos, la emoción de ver llegar el circo al barrio conmovía a niños y adultos que se acercaban para ver armarlo y luego visitar sus animales. Todos los pueblos por más remotos que fueran tenían en placer de esa visita y en algunos era la única visita. El circo despertaba los sentidos, la fantasía y permitía descubrir un mundo mágico.
Algunas cosas han cambiado, y el circo ya no entra a la ciudad con bombos y platillos, sino más discretamente, apagados por los encantos de la tecnología y la diversidad de entretenimientos que los chicos tienen ahora. Asimismo, el espectáculo deslumbra y los artistas despliegan todas sus habilidades, en su mayoría heredadas.
Hace una semana, el Cirque XXI desembarcó en Mendoza, precisamente en la playa del Complejo comercial Easy- Jumbo en Godoy Cruz. Allí una enorme carpa de colores trae una propuesta especial de malabaristas, acróbatas y payasos, entre otros con un concepto muy similar al Circo Du Soleil pero más infantil. Este concepto de circo no acarrea con animales por lo que su despliegue artístico depende pura y exclusivamente del talento de su gente.
Este circo vanguardista propone algo distinto, una diversidad de 12 números artísticos y 4 squech que contagian de humor al público, siendo una buena opción para compartir en familia.
Una hora y cincuenta minutos de magia, donde sus expetadores se van con una sonrisa.
Las funciones son todos los días a las 22 y los sábados y domingos se agrega otra a las 20.
El costo de la entrada es a partir de $25, pero hay promociones y descuentos que serán informados en boletería.
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