El equilibrio entre mente y cuerpo deriva en un punto de inflexión que puede ser quebrado por una situación psíquica tanto de euforia como de disforia, lo cual se verá reflejado en el aspecto físico. El estado anímico condiciona la estética y la belleza puede verse según la interpretación que la mente esté dispuesta a proporcionar.
En varias ocasiones, el estado anímico condiciona el aspecto de una mujer. De hecho, cuando estamos felices y contentas nos vemos atractivas, iluminadas y es posible ver los aspectos negativos hasta como signos de nuestro encanto. Del mismo modo cuando estamos bajoneadas, tristes, o melancólicas, nuestro cuerpo puede demostrar en un solo pantallazo esta situación, corriendo el riesgo de ser un círculo peligroso para la salud.
El estado anímico es el primer condicionante de la estética, las personas se predisponen a verse bien o mal depende de la circunstancia por la pasen y como se tomen la vida.
La felicidad trae más felicidad, porque el flujo positivo se transmite y el cuerpo emana esa sensación de alegría, lo cual no quiere decir que las personas estén más lindas cuando están bien, sino que al sentirse bien, la belleza le es acreditada. En conclusión, nos referimos a una belleza que al salir desde el alma, es permeable a todo el cuerpo y se impregna con facilidad.
Por el contrario, cuando la depresión por “x” causa comienza a empujar el estado anímico, una reacción de dejadez y abandono en relación a la estética se puede percibir como característica en común, pero… ¿Cuanto hay de voluntad a no arreglarse y cuanto de reacción física ante esta problemática psicológica? Cuando la mente no se halla en todo su esplender el cuerpo comienza a mostrar manifestaciones de esto y podría ser una batalla a ganar si se toma con precaución. Por lo tanto habría que tener en cuneta que existen pequeños síntomas que la mente le demuestra al cuerpo que las cosas no están funcionando bien y puede que si atacamos desde lo físico o sea desde afuera, ayude a no entrar en ese círculo peligroso que podría ocasionar muchas sesiones de terapia para salir.
La mente es la gran dominadora y existen pequeños síntomas a los que el cuerpo responde ante estos estímulos psíquicos que sirven para tener en cuenta en el momento de ser condicionados:
La piel
Es un gran termómetro de nuestras emociones. El rubor de la vergüenza, la sudoración del nerviosismo, la palidez del miedo y el hormigueo de la impaciencia son sólo algunas de las formas como las emociones de un ser humano pueden expresarse a través de la piel, el órgano más extenso y sensible que posee. La piel denota el estado de salud de una persona y cómo se siente o acostumbra estar, puesto que si se la pasa con el ceño fruncido, desarrolla arrugas en esa zona.
El cabello
También forma parte de la dermis, de manera que no escapa a la influencia del estado anímico. A esto se debe que a más de un hombre o mujer se le pongan “los pelos de punta” por ansiedad, mientras que a otros -debido al estrés-, se les caiga.
Podría parecer una tontera, pero en muchas ocasiones el cabello se pone opaco, o más seco que de lo acostumbrado y eso es una reacción física a una sensación mental. En este caso es importante que cuando uno vista el salón de belleza, se lo haga saber al peluquero. Ellos pueden aplicar productos que le den fuerza al cabello, energizándolo, aunque la verdadera fuerza dependerá del ánimo resuelto. Asimismo este lugar podría ser un buen comienzo para revertir la situación.
La alimentación
La nutrición emocional es todo un tema en sí mismo, y se trata específicamente de asociar nuestros problemas de peso a nuestro estado de ánimo. De hecho, cada sentimiento demanda un alimento, por ejemplo si una persona está enojada, lo llevará a desear productos excitantes como es por ejemplo el café ya que se trata de una bebida que estimula del sistema nervioso y su consumo moderado mejora la capacidad de concentración. Cada tres horas eliminarás la cafeína del cuerpo, pasado este periodo de tiempo es posible que el organismo te demande más, mientras que la tristeza nos pide comer algo que nos suba la moral, pues como era lógico el chocolate al contener azúcar e hidratos ayudará a elevar el tono vital. En muchos casos la comida puede llenar una sensación de vacío provocada por una depresión y está sumarse al círculo vicioso de comer, engordar y sumar a la situación psicológica, una imagen que no favorecerá a salir de ese estado anímico.
Los ojos
Reflejan el estado anímico de las personas. Los ojos hinchados o enrojecidos, las bolsas y las ojeras son algunos de los síntomas que más preocupan tanto a mujeres como a hombres y son un problema para aquellos que cuidan su estética. Los ojos y su entorno expresan, los estados de ánimo, cansancio, y hasta las enfermedades. Poseen además complejas sensaciones y sentimientos. De ahí la importancia de cuidarlos desde el punto de vista físico y estético, pues de ellos dependen en buena parte su magia y su poder.
Hay que tener en cuenta que la piel que rodea los ojos es la más sensible, pues carece de glándulas segregadoras de grasa; es importante entonces utilizar cremas nutritivas suaves y no exponerla directamente al sol, aun si le ha aplicado bloqueador. Es importante protegerse siempre con anteojos apropiados.
"Nuestra imagen frente al espejo reflejará lo que nuestra alma quiere decir. "
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