Por Carla Luna
Apenas nos levantamos en la mañana, gastamos como mínimos -siendo cuidadosos- 30 litros de agua, entre lavarlos la cara, cepillarnos los dientes y descargar el inodoro, si a eso le sumamos una ducha rápida son 50 litros más y si se trata de un baño pueden rondar los 200. Si bien sabemos que en el mundo el agua es un recurso natural no renovable, estos números no nos dirían mucho si no viviéramos en una provincia declarada en emergencia hídrica. “Este año, viendo los pronósticos en cuanto a la disminución en caudales, el gobernador declararó la provincia en emergencia hídrica, a fin de realizar todas las acciones preventivas y correctivas necesarias para que la población puede abastecerse de agua potable” comentó Oscar Rubio, Jefe de Gabinete de la Secretaria de Medio Ambiente de la provincia haciendo hincapié en la conformación del comité que trata justamente esta problemática.
Las características de aridez, los bajos volúmenes de precipitaciones, los escasos caudales y las presiones naturales y humanas sobre el agua han dado lugar en la región a un pronunciado déficit hídrico que se notará a medida que avance el verano. “Los mendocinos estamos preocupados por la posibilidad de que la provisión futura del recurso no sea en la calidad y cantidad suficiente. Tenemos claro que hay que avanzar en el aprovechamiento hasta la última gota, evitando la ineficiencia del uso” confesó Guillermo Carmona, Secretario de Medio Ambiente.
El panorama es muy simple, Mendoza es un oasis alimentado desde sus comienzos por la voluntad del hombre en hidratarlo y convertirlo en una de las provincias más grandes de nuestro país, pero esta condición natural de aridez nos pone entre las primeras ciudad que se verán afectadas por la escasez mundial del recurso. El 97% de nuestro territorio es desértico, por lo que siendo gente que vive en el desierto deberíamos cuidar y valorar el agua como si realmente saliera oro por las canillas. Asimismo, pese a las campañas realizadas, aun se puede ver piletas que se llenan y se vacían sin necesidad, señoras que sacan sus mangueras en la mañana y riegan hasta el asfalto, u hombres que lavan sus coches de la misma manera, creyendo que la carencia de este recurso nunca nos va a tocar la puerta de casa, pero todos los usuarios estamos conectados al mismo sistema, por eso el derroche de algunos perjudica al resto. Ante esta perspectiva, es importante inculcar enseñanza en la familia sobre el cuidado del agua potable y hacer un buen uso de las instalaciones sanitarias. “Mendoza está superando su consumo de agua en un 30%. Cada persona debería consumir entre 8 y 9 litros, no 13 o 15 por hora. La población tiene un compromiso social. La idea es que no deje de consumir agua, sino que sea menos, más racional. Si cada uno, lo hace en pequeñas acciones nos permitirá fortalecernos como sociedad” agregó Rubio, apelando sentido crítico de los mendocinos.
¿Cómo se alimenta hídricamente la provincia?
Mendoza tiene solo tres oasis y se alimenta de las precipitaciones de nieve en alta montaña. Hay cierta cantidad de ríos que traen el agua desde arriba y alimentan actividades económicas. Esta producción, por un lado se usa a través de una distribución de agua potabilizada y por otra se va infiltrando- aguas subterráneas- las cuales se utilizan para riego. Hay zonas salitrosas como en el departamento de Lavalle, donde logran con mucho esfuerzo extraer de capas subterráneas 5 litros. Por otro lado, los glaciares son un pulmón amortiguable de hielo permanente que alimenta de agua cuando la nieve no alcanza y según la naturaleza misma debería volver a formarse y de esta forma mantener el círculo móvil.
¿Porque cuidar nuestros glaciares?
Los glaciares no cubren más de un 1% de la superficie de la provincia y con su protección se asegura parte fundamental del caudal que erogan los ríos en momentos de escasez hídrica. Los especialistas señalan que en años de poca precipitación nivea, los glaciares suministraban el 70% de los caudales de los ríos Mendoza y San Juan, lo cual les confiere a las masas de hielos de los Andes centrales un papel fundamental en al regulación del recurso hídrico, por lo que se está realizando una descripción en cuento a cantidad y condiciones. “El inventario de glaciares que se ha propuesto la Provincia no solo permitirá conocer el potencial de aguas contenidos en ese reservorio y el comportamiento de los mismos, sino que también facilitará un manejo más racional e integrado de este recurso natural sobre cuya disposición y cuidado descansa gran parte del desarrollo futuro de la sociedad mendocina” aclara el informe anual de Medio Ambiente de la provincia, mientras que Brunilda Crescini de la misma Secretaria, aclara que el trabajo realizado con los glaciares forma parte del plan de ordenamiento territorial que desarrolla dicha dependencia gubernamental y agregó que también tiene que ver con el cambio climático y los factores antrópicos”.
Reutilización del agua
Su reuso es un avance importante en la administración del recurso hídrico por que posibilita el tratamiento y la recuperación de agua utilizada con fines sanitarios. En este sentido se ha venido fortaleciendo a nivel provincial el aprovechamiento de efluentes cloacales tratados para el riego en las áreas de cultivos restringidos. La cuenca del Río Mendoza debido a su crecimiento demográfico de las últimas décadas elevó el consumo del agua para uso poblacional e industrial. El informe anual de Medio Ambiente arrojó un consumo diario en Maipú por habitante de 450 litros. Luján siendo un departamento de características geográficas similares duplica esa cifra, mientras que en el resto de la provincia el promedio oscila los 500 y 6000 litros, números demasiados altos, teniendo en cuenta que la Organización Mundial de la Salud, indica que ciudades como Mendoza debería ser de 250 litros diarios por personas.
Guía para el uso responsable
• Respetar el horario de riego de jardines (después de las 22 y antes de las 8 hs.)
• Respetar toda la normativa sobre uso del agua potable vigente en Mendoza (Restricciones y Prohibiciones)
• Cerrar la canilla mientras no se usa el agua (al lavar platos o verduras, al cepillarse los dientes o afeitarse)
• Regular la intensidad del chorro de agua cuando se usa una canilla (no abrirla siempre al máximo).
• No accionar el mecanismo del inodoro innecesariamente
• Realizar duchas cortas
• Reparar pérdidas en canillas y cañerías
• Mantener en buen estado los flotantes del tanque domiciliario y el inodoro.
• Arreglar los cueritos de las canillas
• Usar una mochila de inodoro de menor volumen.
• Regar el jardín manguereando durante tiempos cortos, no inundándolo.
• Lavar el vehículo con el balde. O llevarlo a lavaderos.
• La limpieza de veredas, primero con escoba y sólo si es necesario, baldearlas.
• Emplear filtros para la limpieza hídrica de piletas, evitando los cambios de agua en la temporada.
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