La historia de la humanidad pasó por el archipiélago maltés y sus encantos conquistaron a toda Europa siendo actualmente ovacionada por el mundo.
Por Carla Luna
Malta es tan pequeña que implicó una odisea encontrarla en el mapa. Perdida en la mitad del Mediterráneo a 100 km de Sicilia, la isla prometía ser un paraíso, sin embargo la data sobre ella escaseaba por todos lados y ningún vuelo desembocaba directo desde Argentina. Resultó un verdadero misterio donde se guarda la herencia fuerte de la humanidad y padece las cualidades de un manjar para la memoria de cualquier europeo.
Las añejas murallas de arcilla bañadas por el Mediterráneo es el primer impacto de Malta que parece olvidada en el tiempo y como un cuadro pintado al óleo los colores se funden entre las construcciones amarillentas y el azul intenso del mar contrastando con los barcos en circo de colores.
Su historia divaga de un pueblo en otro. Fue conquistada, disputada e invadida cientos de veces, dejando sesgos de diferentes culturas. El paso de moros y árabes se refleja no solo en los castillos medievales y profecías de otras épocas sino también en el dialecto maltés. La invasión de los italianos permanece diluida en las costumbres y temperamento de sus habitantes y la vulnerabilidad de la isla despertó a los piratas ingleses que no tardaron en lanzar la soga y conquistar hasta que logró la independencia recién en la década del ochenta. Malta es una de las islas más añoradas por los europeos ya que no solo la abraza el Mediterráneo y es una privilegiada en razones climáticas sino que además transita en ella la historia de toda una humanidad.
La arena escasea en las costas y las olas se rompen sobre piedras arcillosas logrando que el agua nunca se ensucie. De hecho algunas de las tantas culturas que pasaron por allí construyeron piletas en esas piedras endebles que aun se mantienen y deslumbran a los visitantes.
Las casas de portales altos, la antigüedad dueña a sus anchas, un tesoro de encantos en cada paso y finalmente se puede recorrer toda la isla costeando el mar en dos horas en auto.
Si bien Malta es la más grande del archipiélago, la acompañan Gozo a solo veinte minutos en barco y Comino donde solo hay un hotel muy prestigioso, mucha flora y poca gente. Además otras islas aun más pequeñas se amontonan cerca como Filfla que parece una pluma blanca en el medio del mar.
Los tesoros de Malta
La isla madre esconde pueblos con diferentes alternativas desde La Valleta, capital maltesa, hasta el pintoresco pueblo pesquero de Marxalockk. Sin embargo no se puede obviar la singular y escéptica Mdina, ciudad que nació dentro de un fortín con callejuelas tan estrechas que solo los corceles de aquellos tiempos podrían transitarla. De hecho Mdina fue la antigua capital de Malta y se mantiene tan intacta como en los tiempos medievales. Su fisonomía podría conquistar a los que para los amantes del cine ya que formaría parte de la escenografía perfecta con caballeros y doncellas. Su ingreso se hace mediante un enorme puente de madera propio de los castillos feudales, en ella se alberga lo más primitivo de esta civilización, siendo un pueblo museo habitable, donde sus pobladores salen vestidos con la leyenda y viven su historia día a día.
El clima de Malta fue determinante para muchos europeos, especialmente por los británicos que escapan a los climas lluviosos. Además en este pequeño país del Mediterráneo se habla naturalmente inglés, idioma que prevaleció sobre las demás culturas que transitaron este archipiélago, sin embargo se ha conservado y se usa cotidianamente el dialecto maltés que es una suerte de lengua con huellas de cada una de las invasiones que pasaron por las islas.
Malta se caracteriza por una gran población joven que no es tan habitual en Europa y por una sobre población de mujeres, sin embargo a pesar del exceso de juventud es una ciudad que mantiene un orden lustre. Llama la atención las costumbres conservadoras de los malteses que invitan a una cocina mediterránea con fuertes influencias italianas acompañada de una increíble hospitalidad. La religión católica también dejó una buena tajada de su historia y una prueba de ello son la gran cantidad de iglesias, templos y ruinas que se hallan en las islas, de hecho hasta allí naufragó el aspótol Pablo en el año 60 dC, dejando las ruinas donde predicó los últimos años. Pero la isla no solo es historia sino que su belleza se vio reflejada en la película Troya donde representaba la antigua Grecia.
DATA
Como llegar: desde Buenos Aires se puede llegar al aeropuerto maltés haciendo trasbordos. Por un lado Air France tiene convenio de trasbordo con Air Malta desde Paris y British Airways con la misma línea desde Londres. Otra buena opción es por barco desde Italia, ya que todas las flotas son de primer nivel y el paseo es impresionante.
Qué visitar: Mdina es un fortín imperdible y sus salones de té remontan a sus épocas. El Malta Heridage es la mejor forma de ahondar en un país tan rico. También las ruinas de San Pablo o los templos de la Edad de Piedra cautivan igual que la sala de los Caballeros de Malta y el Ghar Dalam, una cueva con antiguos testimonios de vida humana y animal.
Visa: Pertenece actualmente a la Unión Europea por lo que requiere solo pasaporte como el resto de Europa.
Informes Consulado de Malta- Viamonte 783 Te. 011- 4325-0778/ 0756
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