En marzo se conmemora el Día Internacional de la Mujer pero más allá de rosas y bombones debemos ser concientes de los logros obtenidos y el nuevo modelo sociocultural que la sociedad desarrolla en función a esa revolución femenina que recién en la actualidad genera mujeres libres de reproches
Emprendedoras, empresarias, profesionales, trabajadoras, con desafíos personales, proyectadas, al fin y al cabo mujeres con talento que enfrentan algo más que los parámetros agiornados de una sociedad machista. Mujeres profesionales existieron siempre y emprendedoras también pero sus emprendimientos no siempre salían de los ámbitos familiares, en los últimos años las mujeres emprenden negocios por sus propios medios, ya sea basadas en carreras universitarias o simplemente capacidades bien aplicadas. La posición de la mujer derribó barreras y las convirtió en titanes a la hora de dirigir, ya sea desempeñando puestos gerenciales o llevando a cabo proyectos propios con grandes éxitos.
Elsa Rodríguez socióloga especialista en Género determinó la posición femenina ante el esquema social: “La mujer actual está atravesando una etapa de transición que suele provocarle un estado de stress difícil de sobrellevar. El rol de la mujer en la sociedad se ha ido modificando a partir del ingreso masivo femenino al mercado laboral. Las mujeres de principios del siglo pasado eran educadas para casarse, tener hijos y atender un hogar y eran escasas las familias que mandaban a sus hijas a la universidad. Actualmente las estadísticas reflejan una mayor afluencia femenina en los claustros académicos con gran dedicación a los estudios, que da como resultado un mayor porcentaje de profesionales mujeres que se reciben. Además las mujeres ya no se limitan a carreras estrictamente pensadas para ellas, sino que abarca todos los ámbitos profesionales, habitualmente ocupados por los hombres.”
Existe una enorme diferencia entre feminista y femenina. Entre la visión femenina de la realidad social y la feminista de la misma realidad. Pero en este cuadro también es bueno contemplar que existen muchas mujeres con una fuerte visión machista y que consecuentemente son las que crían hombres y mujeres con diferencias. Olga Bianchinelli, Presidenta del Consejo Deliberante y luego Intendente de Maipú, comentó en una entrevista que la mujer es la que puede cambiar todo. “Nosotras somos las que movemos el mundo. Nosotras somos las responsables de los políticos que tenemos y los que no tenemos porque fue una mujer la que parió a cada político, una mujer la que lo crío y le enseñó sus valores, entonces está en nosotras la cuerda de la sociedad que queremos” Por otro lado, empresarias reconocidas como Ana Mitrano considera que el rol femenino ha seguido una evolución natural logrando que hombres y mujeres estén en igualdad de condiciones.
La mujer fue dando sus pasos de apoco hasta conquistar espacios, el hombre no supo que papel ocupar ante el panorama de la liberación femenina y recién en los últimos diez años se ha ubicado a la par de ella y ha asimilado un modelo sociocultural que modifica los estereotipos el padre como jefe de hogar, impenetrable, duro, proveedor, y la madre sumisa, protectora, ocupada de los hijos y la casa. Cecila Pinto de Sótano presidenta de “Mujeres de la Federación Económica de Mendoza” entiende que La pareja ya no es como antes que el hombre traía la plata y se sentaba en la punta de la mesa a leer el diario. Hay más responsabilidades compartidas El matrimonio se basa más en ser compañeros.
Las diferencias salariales según sea hombre o mujer es un tema que aun no se ha superado completamente, aunque la brecha disminuye lo cierto que aun hay mujeres que por condición cobran menos que sus compañeros, pero eso no parece desalentar al género ya que según Pinto de Sotano “En las universidad se reciben más chicas que varones lo cual genera un numero más alto de profesionales mujeres en la calle.” Asimismo, la contadora evalúa que el hombre es considerado capaz, en el momento que se lo toma, sin embargo la mujer tiene que demorar todos los días que es capaz para ese puesto.
El dinero y el trabajo
En la evolución del género, el dinero ha sido un factor primordial. Porque la independencia femenina nace a partir de que esta pueda contar con su propio capital financiero. Pero el trabajo no siempre ha sido un derecho para la mujer. De hecho, hace unos treinta años atrás, el trabajo de la mujer estaba completamente avocado a los quehaceres de la casa y el cuidado de sus hijos. Conquistas como el voto femenino, fueron allanando este camino, y con el paso del tiempo se ha ido afianzando la posición. El trabajo es un derecho que dignifica al ser humano, y aunque la labor doméstica sea muy sacrificada, no siempre es visto como tal. La socióloga Viviana Zelizer, autora del libro La negociación de la intimidad, explica en una entrevista: “la relación de la mujer y el trabajo en el marco de un determinado rol y establece un determinado código en cuanto al manejo del dinero en el núcleo familiar primario”. Algunas compañías –al estilo Tupperware o Mary Kay–, que se sustentan en la venta directa y domiciliaria están a cargo de mujeres. También se cuestionó por qué es tan difícil la valorización de ese trabajo relacional en el caso de las mujeres. A lo que respondió que este tipo de trabajo relacional a la división clásica de género por que no se ve modificada ya que se mantienen relaciones de pareja tradicionales Aunque también rescata muchos casos en los que hombre y mujer ganan igual o ella un poco más, y se supondría que los hombres tendrían que retribuir esa paridad con mayor cantidad de trabajo doméstico. “Se ha comprobado que los hombres, en esos casos, hacen mucho menos o incluso nada. Según la investigadora, para no desafiar la relación de género, las mujeres se esfuerzan el doble. Especialmente en las mujeres jóvenes que tienen una actividad laboral desarrollada pero después, en vez de comprar algo sencillo de comida, también se dedican a preparar algo elaborado” terminó Zelizer.
Pero ¿porque sucede esto? ¿La mujer responde a un cierto grado de culpabilidad cuando le dedica tiempo a su trabajo fuera del hogar? Qué significa el desarrollo personal de cada mujer? ¿Qué lugar de la estructura social permite la infiltración femenina? ¿Las empresas otorgan altos cargos sin prejuicio de género? ¿Hay un techo laboral para la mujer? Dolores Vidal especializada en temáticas femeninas de en Mujer, de Clarín llamada “Identikit de las jefas en la Argentina” afirma que la carrera de las mujeres se estanca varios puestos abajo que la de los hombres. A lo que se le agrega que de 90 mil empresas que conforman la economía de negocios de la Argentina solo una tiene un CEO mujer. Pero la cultura machista de nuestro país llega aun más lejos. Según un estudio de Marcela Cristini – economista, que investigó los últimos años sobre economía de género indicó que “en el 60 % de las empresas argentinas las mujeres tampoco alcanzan puestos como gerentes o directoras, además de que ganan entre el 14 y el 20 % menos que los hombres en el mismo puesto” . La desigualdad está a la vista y la sobrexigencia también, porque ellas no dejan de hacer nada, por el contrario son capaces de sumar cada vez más. “Siempre se les pide un requisito más” asegura Lidia Heller, autora de Voces de Mujeres en Identikit de las jefas en la Argentina. La percepción del liderazgo femenino responde a un modelo social en que la mujer solo se avoca a su desarrollo profesional, eligiendo una cosa o la otra, sin embargo en las investigaciones de Laura Di Marco, autora de Las jefas, queda claro que la mujer no elige, quiere todo y en ese todo se sobrexige, lo cual las lleva a ellas mismas a desistir y como dice Di Marco muchas llegan a un techo de cristal. En este contexto, la discusión entró al Congreso, el cual tiene pensado hacer una recomendación a las empresas argentinas, ya que en el país trabajan el 56 % de las mujeres. “Pueden haber muchas mujeres talentosas en las cocinas de sus casas, porque esta sociedad no se dedicó a formarlas ni la acompañó para que pudieran trabajar y desarrollarse. Se ubicó a las mujeres en lugares donde no pueden tomar decisiones y se pierden talentos muy valioso” reflexionó Marcela Cristini.
Por otro lado, “la elección del trabajo es muy delicada. Facilita o dificulta la adaptación afectiva de la mujer. El hombre se interesa más fácilmente por las cosas en sí mismas, pero la mujer necesita dedicar a su trabajo una parte de su afectividad” aclara Adriana Sosa en su investigación sobre la adaptación profesional y social de la mujer, y continúa:”El trabajo ideal es el que satisface sus dotes personales, sociales y su feminidad. Ella debe tratar de lograr en sus horas ociosas lo que le falta en su trabajo, para equilibrar su presupuesto afectivo. La elección de la profesión la determinan no sólo los dones y aptitudes, sino la identificación; consciente con un ideal. Es por lo mismo, muy frecuente, que jóvenes no especialmente dotadas para determinados trabajos salgan airosas porque hallaron en su aprendizaje una profesora que constituya el ideal materno o femenino con el que se identifiquen sinceramente. Manteniéndose femenina, desarrollando cuanto es posible sus posibilidades, una mujer llega a dar toda su posibilidad, esta actitud no sólo coincide con la línea de su dicha personal, sino con lo que la sociedad aguarda de ella.
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