Friday, December 10, 2010
Atramisque, el paraíso valletano
Atamisque es uno de los complejos turísticos vitivinícolas más completos de la provincia. El proyecto nacido en el año 2006 cuenta con 800 hectáreas al pie de los cerrillos tupungatinos. Su ingreso no dice el paraíso que adentro se encuentra con tres unidades de negocios bien definidas: los frutales (con galpón de empaque y cámara frigorífica), el turismo (con el restaurante, el golf, y el lodge próximo a construirse) y por supuesto la bodega que es el alma del complejo.
El camino se va abriendo en medio de una vegetación propia de un bosque con distintas especies que pone al paso almendros, cerezos y ciruelos junto a un arbolado fresco y flores rojas que acompañan todo el recorrido. El concepto de Atamisque es que el visitante participe de la naturaleza, mientras se aprende dentro de la finca que no sólo se puede elaborar un buen vino, sino también una buena fruta y una buena trucha. Un lugar ideal para disfrutar de esta composición es el Rincón Atamisque, su restaurante. De hecho, los grandes atractivos del complejo se concentran en el campo de golf recientemente inaugurado y la psicultura con un criadero propio de truchas que alimenta el restó, además de las dos represas rodeadas por cerezos que albergan dos lagos concentrados de paz y encanto.
El restaurante
Lejos del clásico y refinado restaurante de bodega, Rincón Atamsique tiene un propuesta fresca, desestructurada y sumamente amable. En una construcción alta, tipo casona antigua, rodeada de vegetación y con un estilo más bien rústico propio del campo permite disfrutar de un almuerzo en los jardines o en el deck con una excepcional vista. El interior también es una buena opción ambientada cual taberna vitivinícola con una simpática pecera que parafrasea con la psicultura. La cocina propia de la campiña francesa, yace en un menú a base de trucha recién sacada del criadero, que paradójicamente es como si recién las pescaran. Al estilo de los bistrós franceses, las pizarras incitan a la propuesta del día, aunque el menú es básicamente a la carta con entradas que promedian los $18 y principales alrededor de $40, siempre acompañados con vinos de la bodega. En verano, los platos de trucha a la parrilla invitan al jardín, mientras que platos como el ceviche de trucha y el rol de trucha siguen siendo entradas predilectas. El restaurante está abierto de miércoles a domingo al medio día y es conveniente hacer reserva.
El golf
El campo de golf recientemente inaugurado fue hecho sobre un bosque, el cual se estima fue diseñado por Carlos Tays (el mismo que hizo el parque General San Martín y los Bosques de Palermo). Sus dimensiones permiten nueve hoyos ante un paisaje monumental que transita entre la cordillera, los viñedos y ese fabuloso parque manchado por espejos de agua.
La bodega
Construida por el estudio Bormida & Yanzón responde una arquitectura por gravedad, lo que permite que una elaboración natural, con características únicas como techos de piedra laja superpuesta, lo cual genera un amalgamiento con el paisaje, y paredes que simulan la textura del suelo valletano. En todo el recorrido de la cava se puede apreciar el paisaje, ya que ventanales rectangulares actúan como cuadros, mientras que en la sala de barricas, una obra se emplaza de una punta a la otra.
Actividades
La variedad de Atamisque permite diferentes actividades y la intención justamente es que todos encuentren su buen momento dentro del complejo. Es decir, que mientras uno juega al golf, el resto de la familia puede encontrar otros atractivos como la pesca con mosca en las represas, un recorrido por los frutales, una cosecha de cerezas o aprender más sobre la riqueza vitivinícola. “Nosotros queremos que a la gente se vaya con una impresión de un buen juego de golf, buen vino, buena comida en fin, un buen momento” comenta Laura Luconi, encargada del Turismo de Atamisque. “La idea es incorporar cabalgatas, bicicleta, trekking, ya que tenemos la ventaja de una gran finca con un paisaje hermoso, donde podemos hacer picnics que a veces entretienen mucho a los chicos” agrega.
En la bodega, las guías de turismo juegan con los visitantes y comparan racimos, terruños y vinos en un anfiteatro especialmente diseñado con escalones de distintos varietales que permiten una didáctica explicación.
Además hay propuestas más específicas. Se pueden hacer tour por la bodega o la finca con degustación tanto de vinos como de frutales o psicultura con degustación. El
campo de golf es sin duda, un imán para los amantes de este deporte.
El plan propuesto por Philippe Caraguel, director de la bodega: “desayuno regional en el “Rincón”, un juego de golf, un paseo por la finca, un tour en la bodega con degustación y terminar en el Rincón almorzando”. La estrategia turista es de grupos reducidos para tener un contacto directo con el visitante a fin de que aprecie y se involucre con lo que sucede allí, por eso las visitas son exclusivas.
Costos
Para hacer el tour en bodega con una copa de vino $20, la incorporación de la finca es de $35 y de ahí en más dependiendo el tipo de degustación elegida hay otras opciones. En el restó hay un menú de degustación de 5 pasos, en el cual se puede ir jugando con las truchas y maridando con los tintos. Pero también tiene su menú a la carta, donde la mayoría de los platos son a base de trucha por un costo promedio de $35.
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