Monday, January 31, 2011

TRINDADE Y PARATY, hippies y colonizadores en el pueblo carioca


Brasil no es un destino que convenga a los argentinos por el cambio ya que un real equivale a dos pesos nuestros, pero quienes aprecian las playas cariocas la diferencia se paga sola. Por lo tanto si esta es la opción del verano, después de dejar la excitante Rio de Janeiro, es recomendable hacer 260 kilómetros al sur y visitar Trindade y Paraty que se encuentran en el límite entre el estado carioca y el paulista. Ambos poblados van de la mano porque Trindande ofrece impresionantes playas, selvas tropicales, y naturaleza desbordada, mientras que Paraty es un casco histórico protegido que no ingresan autos y ambos se hallan al pie de una bahía.
El ómnibus desde Rio de Janeiro o Sao Paulo, llega a la estación Terminal de Paraty. Entrado a la bahía se encuentra el casco con casa altas y antiguas, calles adoquinadas y la mística de un poblado portugués que se quedó en la época colonial. Pequeños locales comerciales que venden artesanías y una explotación artistas jamás pensada. Cientos de atelliers, exposiciones de esculturas y la vivencia del arte afloran en este lugar declarado patrimonio histórico nacional, ya que fue fundado a mediados del siglo XVI.
Uno de los eventos que caracteriza a Paraty es la celebración del carnaval durante cuatro días. En la ciudad se celebra con desfiles y carros alegóricos, caricaturas gigantes y mascaradas. En la playa se organizan paseos de barco y vela alrededor de la Bahía de Paraty. Además es apropiada para la práctica de pesca nocturna, diurna y para la práctica del buceo ya que posee aguas calmas y protegidas. Paraty es ideal para tomarse una semana de descanso donde los barcos dan espectáculos a los restaurantes ubicados frente a la bahía donde se puede compartir una feijoada o una ensalada de camarones por 20 reales. Por las noches es una ciudad romántica porque tiene una iluminación tipo colonial donde sus iglesias se resaltan y los artistas callejeros demiuestran su talento a la gorra.
Desde la Terminal de Paraty es posible tomarse otro ómnibus para ingresar a la selva de Trindade ubicada a 18 kilómetros por un camino sinuoso y abarrotado de vegetación que cada tanto encuentra el mar y sus playas vistas en altura. Un paisaje único. Al cabo de 20 o 30 minutos aparece Trindande, un minúsculo pueblo hippie de los años 60 donde reinaba la paz, la cual fue modificándose por el auge de turistas que la descubrieron pero sin perder su esencia.

Selva y playa al por mayor

Las playas de Trindande son el paraíso mismo: con arenas blancas, un mar espumoso y limpio que amenaza a la selva tropical, la cual se levanta en todo su esplendor. Justamente para conocer Trindade, la selva prácticamente exige que se le siga el juego y para descubrir playas vírgenes y fastuosas es necesario perderle el miedo a la naturaleza y dejarse sorprender. Al llegar a Trindade no hay que quedarse en la playa al pie del pueblo, sino dirigirse a la playa do Meio, que queda más al sur, dos playas pequeñitas donde hay bares y un lugar agradable para sentarse, tomarse una copa y disfrutar de la vista. De ahí a la playa de Cachadaço solo hay un pequeño obstáculo, una pequeña colina que hay que subir y bajar en medio de la flora. El trayecto es corto se hace sin ningún problema aunque hay que lidiar con la humedad de la selva y la aventura misma. Tanto en día seco como en mojado existe la alternativa de pagarle a un barquero para llegar a la playa de Cachadaco. Allí hay bares para hacer una parada técnica y comer un aperitivo, además de un camping donde se puede dormir por solo 15 reales. Veinte minutos después del final de la playa de Cachadaço, por un camino dentro de la selva, paralelo al mar, se llega a las piscinas naturales de Cachadaço. En el recorrido es posible cosechar algunos cocos y apreciar cascadas por doquier. Hay algunos trechos del camino un poco complicados por lo que conviene llevar buen calzado, aunque existe la posibilidad de ir en lancha hasta las piscinas naturales.
A todas las playas de Trindande se llega después de recorrer la selva, otro plan es Paraia Sono o Laranjerias pero todas requieren aventurarse a la naturaleza. La noche en Trindade es como el día, la fiesta sigue en las mismas playas con el marco de la selva de fondo y sin demasiados brillos. Caipiriña y música brasilera en los bares playeros proponen una desconexión de la vida urbana.


A saber
Es importante prestar atención al hospedaje porque tanto Trindade como Paraty han crecido mucho turísticamente en los últimos años y se hallan desbordadas por lo que no tienen una plaza hotelera acorde a ese crecimiento.

Estos poblados no suelen formar parte de los paquetes turísticos pero son muy frecuentados por los mismos brasileros.

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